
En el marco de la conmemoración del trigésimo aniversario del martirio de Monseñor Romero, se abrieron las puertas del Centro Monseñor Romero para presentar la exposición fotográfica, “Pueblos Crucificados”. “Jon Sobrino hablaba siempre de pueblos crucificados, de allí surgió el nombre de la exposición, en la cual se tomaron momentos claves tanto en el ámbito político, económico y social de nuestro país”, afirmo Ronald Cardoza, del área de comunicaciones del CMR “Estos son los pobres víctimas de los gobernantes salvadoreños, esta es su realidad”.
Los temas reflejan desde las catástrofes que inundaron y sepultaron la esperanza de un pueblo, como consecuencia de la Tormenta Ida; El subempleo, desempleo y el comercio informal que vive nuestro país, fotografías en las que se ven filas de personas desempleadas; La migración, abusos en las fronteras Mexicanas, respecto a esto último Ronald Cardoza menciona “ni siquiera te permiten utilizar la sala comercial del aeropuerto, sino que te tratan como delincuente”. Otras fotografías están referidas a El Golpe de estado en Honduras, las cuales fueron donadas por la agencia de prensa AFP; Otras demuestran la juventud de nuestro pueblo, victima y victimaria de “las maras”; así como fotografías de los terremotos que impactaron a nuestro país en el 2001.
El material expuesto fue donado por empresas destinadas al ámbito periodístico nacional, como El Diario El Mundo, La oficina de canonización del Arzobispado de San Salvador, La Prensa Gráfica, Departamento de Letras de la UCA, así como agencias de noticias internacionales con fotografías de Luis Romero (AP), José Cabezas(AFP).
“Queremos que el mensaje de Romero no sea historia. Los mensajes de Romero siguen y se han adaptado a la realidad actual” Cada uno de los biombos que se encontraban en el CMR representaba una tragedia vivida por la población salvadoreña marcada de forma permanente.
Otra de las razones por las cuales fue realizada la exposición según lo expresa Ronald Cardoza es que pretenden mover de alguna manera la postura de los sacerdotes al afirmar que “no se arriesgan a sacrificar la actitud de los gobernantes, el trabajo de monseñor Romero era el de delatar y recriminar el pecado social. No veo a los arzobispos con los zapatos polvosos y en los pueblos con la gente” retomando las palabras de Romero: “¡Y ay del pastor que no vive esta tensión, que se instala en una manera bonita de vivir. Nosotros tenemos que compartir con el pueblo la conversión!”(Mayo 22, 1977). Las cuales siguen vigentes en la realidad de nuestro país.
Fotografias: Alexandra Naranjo.
Deportados, de regreso a El Salvador: José Cabezas(AFP)